Los humanos, somos 'animales sociales'. En general, necesitamos la compañía de otros para sentirnos completos física y emocionalmente; y esto es especialmente evidente en nuestra cultura mediterránea. Pero, curiosamente, nuestro círculo de relaciones amistosas también define de alguna manera nuestro riesgo de obesidad y/o de ganancia de peso. Así pues, mientras que es bien conocido que la obesidad es un 'asunto de familia' debido a su componente genético, hasta hace muy poco no se ha demostrado que la obesidad también puede ser 'contagiosa'.
Está demostrado que el riesgo de obesidad de un individuo aumenta casi un 60% si algún amigo (y además es recíproco) se vuelve obeso. El efecto era más fuerte si la amistad era del mismo sexo. Aunque esto puede ser un espejismo científico.
También es posible que haya un 'contagio' debido a hábitos compartidos como resultado de la amistad, entre ellos los gustos gastronómicos y/o la actividad física aunque se podría pensar que aquellas personas rodeadas de amigos con sobrepeso pueden percibirse a sí mismas como más delgadas y no estar tan incentivados a perder peso.
Si la amistad puede conducir a un mayor riesgo de obesidad, también se podría reconducir para convertirla en un aliado en la lucha contra la misma.
A consecuencia de las redes sociales, la obesidad está creciendo entre los adolescentes, por lo que está claro que a pesar de la controversia que rodea a esta revolución de las comunicaciones interpersonales, este fenómeno seguirá creciendo en el futuro predecible, por lo tanto, seamos pragmáticos y si no puedes con el 'enemigo', únete a él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario