miércoles, 14 de diciembre de 2011

Daño en el ADN, catástrofe celular.

    Pocas ciencias han avanzado tan profundamente en el último medio siglo como la biología molecular. Se sabe que nuestros más de 3.000 millones de pares de bases -nucleótidos- constituyentes del ADN conforman toda nuestra esencia vital, morfológica, fisiológica y, en cierta medida, hasta conductual. Mantenerlo inteligible, con fidelidad de copia, generación tras generación es una de las actividades más importantes de un ser vivo. Para evitar que daños en el ADN desemboquen en procesos, por ejemplo, cancerosos, la célula dispone de mecanismos que, entre otras, requieren helicasas -enzimas que separan las hebras del ADN- y nucleasas -enzimas que cortan el ADN-.Se ha descrito un mecanismo que permite reparar las cadenas de ADN dañadas. Según se ha publicado, una pequeña secuencia genética capaz de mantenerse unida a una proteína específica permitiría mantener separadas las dos hebras de nuestro genoma durante la reparación. Estudiada en la bacteria Bacillus subtilis, la proteína se denomina AddAB -enzima que posee actividad helicasa y nucleasa dependiente de ATP- y requiere la presencia de la pequeña secuencia genética llamada Chi para generar una estructura de anillo que mantiene las dos cadenas de ADN separadas. Este nuevo estudio arroja luz en uno de los puntos más críticos para la vida: la transmisión fiel a los tataranietos de nuestras características genéticas.


    El vídeo que os dejamos a continuación es una breve explicación del correcto funcionamiento del ADN y ARN para un mejor entendimiento del artículo en cuestión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario